sábado, 9 de julio de 2011

Almendra-ametlla

Artículo publicado en el diario digital e-noticies el 09 de julio de 2011

Los eurodiputados catalanes Tremosa, Junqueras, Romeva, Obiols, Badía y el excéntrico Santi Fisas, exconsejero de Cultura de la Comunidad de Madrid, han orquestado una campaña para convertir en enemigos del catalán a aquellos que defendemos que en el etiquetado de los productos alimenticios figure, al menos, una de las lenguas oficiales de la Unión Europea. Han presentado una enmienda contra el Reglamento sobre etiquetado de alimentos de la Unión Europea que no se ha llegado a debatir, al parecer, por un defecto de forma. Con independencia de ello, han conseguido su objetivo, crear la apariencia de una nueva prohibición del catalán en Europa. Dejemos las cosas claras. El Reglamento no impide etiquetar en catalán, sino garantizar que los ingredientes o las características de los productos alimenticios sean comprensibles para los consumidores. Entra, por lo tanto, dentro de lo razonable que las etiquetas de los alimentos destinados a ser consumidos en España se redacten, al menos, en una lengua inteligible por todos los españoles y ésta, al día de hoy, es el castellano. La protección a la salud es la guía del Reglamento, se trata de asegurar que, por ejemplo, un catalán, alérgico a los productos secos, pueda conocer en Bilbao que uno de los ingredientes del pastel vasco que acaba de adquirir es la almendra. Esta menudencia le puede salvar la vida.

Muriel Casals, al hilo de la conmemoración del cincuenta aniversario de Omnium Cultural, declaraba que “sense enfrontament amb Madrid, això no tira”. El “això” se refería a la construcción nacional de Cataluña. El nacionalismo, y el catalán no es una excepción, tienen una gran experiencia en configurar escenarios que contribuyen a tensionar las relaciones entre las personas y los pueblos, retuercen las normas hasta hacerlas irreconocibles, agrandan el agravio con la técnica de los espejos y cualquier minucia es convertida en un atentado a las esencias patrias. Expertos en manipulación, aparentan ser víctimas cuando en realidad son ellos los que constriñen las libertades personales. Visto lo visto, parece como si Madrid, como enemigo, se le hubiese quedado pequeño y buscan contrincantes mayores, ahora toca Europa.

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